lunes, 16 de febrero de 2009



Y caer rendido no es darse por vencido. Amores perdidos en el tiempo, en esos lugares del pasado. Duendes, que no siempre, pero que en su misterio, te presentifican lo que no fue, pero que pudo haber sido. Milagro que no fue. Amores que no fueron, y que hacen historia en cada soplido del corazón. Misterios del amor, ese que te puede hacer caer rendido, dando hasta la última gota de aliento. Un poeta diría: “no te salves”.
No te salves de entregar por el vivir la última gota de tu aliento. Pero es verdad que “no todos” los sujetos hacen historia de su vivir. Y el vivir debe ser fuego. Y hasta el frío de la pulsión quema. Pulsos que laten en tus venas, por lo menos hasta hoy.
Cuanto es mejor caer sin más que esperar del futuro lo que en vida nunca ardió.
Destino nublado, cuanto mejor caer rendido, sin rendirse, ante el resplandor del vivir.
Y de a poco se irán juntando deseos, pequeños sueñitos para abrir lo en-cerrado oculto, que es misterio.
No se queden con las respuestas fáciles. Indaguen. Hagamos vida.
No somos inmortales, por más que a todos nos pese. Lo pesado no es aceptar el fin de esta vida o río. Lo pesado es llevar cargas. Llevar cargas pesadas sobre los hombros durante toda la vida, eso es tiempo de vida perdido, eso es perder amor por la vida, eso es “amor perdido”.

No hay comentarios: